Ay, ay, ay…este es uno de los temas que me preguntan mucho cuando hablo de el tiempo que estuve comenzado a trabajar con mis finanzas personales.
Lo primero que quiero decirte es que NO soy experta en el tema de parejas. Te voy a compartir lo que he vivido con mi esposo y lo que nos ha funcionado y lo que no.
Te voy a compartir un poco de nosotros para que puedas entender la base de muchas cosas que voy a explicarte en este post.
Mi esposo y yo nos casamos para el 2006 y como todos (o por lo menos las personas que me han compartido su historia) uno se casa pensando que vivirá una historia de cuentos de hadas (aunque yo no soy fan de princesas, ni de cuentos de hadas) pero dentro de mi, tenia una parte que quería vivir esa experiencia.
Cuando yo comencé a darme cuenta de las responsabilidades que era pagar lo esencial y que el dinero no me daba para comprarme lo que me diera la gana, comenzaron los problemas entre pareja.
Cuando nos casamos no hablamos de finanzas, y este tema es uno muy importante, para evitar malos entendidos y discusiones innecesarias.
Si no es fácil comenzar a convivir con una persona que se ha criado diferente a ti, y a eso le añadimos el estrés de no saber cómo cubrir ciertas necesidades, pues es básicamente una bomba de tiempo.
Era cuestión de tiempo que nos diéramos cuenta que las cosas iban derechito para un precipicio y ninguno de los dos nos dábamos cuenta (o no nos queríamos dar cuenta) de lo que estaba pasando en nuestras finanzas.
Los dos fuimos sumamente negligentes.
José, porque en aquel momento confiaba 100% en mi conocimiento (pero no sabia que yo estaba descontrolada gastando en boberas) y yo por no ser honesta con él y lo que estaba haciendo con el dinero.
Si, la realidad es que no fui honesta con el en cómo manejaba el dinero, hasta que comencé a experimentar insomnio y mil cosas más que comparto en uno de los episodios anteriores de mi historia desastrosa de finanzas, si al día de hoy no haz escuchado ese episodio, te invito que pases por ese episodio, cuando termines este.
La cosa es que cuando todo eso que explico en mi episodio pasó, yo fui radical y no quería gastar en nada.
Pensé que si yo era la que manejaba el dinero y era la que vivía en continuo estrés, podía hacer lo que me diera la gana.
¡Pues NO!
En una relación, ambos debe tener las mismas metas familiares y que cada una de sus metas complementen la de uno y el otro, para que pueda catapultarse juntos.
Cuando finalmente decidimos estar en la misma sintonía financiera, comenzamos a trabajar en equipo, a ver lo que funcionaba y lo que no.
Comenzamos a compartir la carga de las preocupaciones y todo fue más fácil.
¿Qué hicimos?
- Reuniones semanales- al principio fueron desastrosas, porque cada uno quería halar para su lado, pero poco a poco comenzaron a funcionar esas reuniones. Comenzamos a soñar juntos, a ver el futuro juntos y a trabajar por esos sueños.
- Honestidad- comencé a dejar de comprar cosas y esconderlas en el closet y a verdaderamente disfrutarme las cosas que compraba. Fuimos transparentes uno con el otro, y eso nos hizo tanto bien en nuestra relación, porque al fin comprendimos que si nos unimos, íbamos a lograr muchas cosas juntos. Por lo tanto, la honestidad era pieza clave en esa conversación.
- Aceptar que el otro no es perfecto- cuando te das cuenta que la otra persona con la que compartes tu vida, no es lo que tu imaginas, comienzas a bajar las expectativas y el velo de la perfección desaparece. Comienzas a ver los verdaderos colores de las personas, a valorar las diferencias y la vida se simplifica mucho
- Disfrutar el proceso – cuando yo comenzaba a desesperarme cuando no veía el movimiento o la velocidad que quería, el calmaba mi ansiedad. El me ayudaba a ver lo maravilloso que era el proceso y todo lo que habíamos alcanzado, que no íbamos a la velocidad que yo quería (porque reconozco que soy media desesperada) en esa pausa, repasábamos todo lo que habíamos logrado y finalmente me disfrutaba lo que habíamos hecho juntos.
- Dejarte llevar- reconozco que soy una líder innata, y que me gusta llevar el control de las cosas que tengo en mi entorno y entre ellas las finanzas, (porque las amo) y tener el control era parte de…sin embargo, hay cosas que no podemos controlar y a las que debemos ser más flexibles y dejarnos llevar por la pareja que tenemos. Confiar en su criterio y seguir sus pasos, cuando hacia esto me daba cuenta que no siempre tenia que ser la líder en las finanzas. Que también me equivocaba y que tomaba malísimas decisiones, y el tomaba mejores decisiones que las mías, y aprendi a que no pasa nada…jajaja..
Escucha el último episodio del podcast: Finanzas On The Go!
¿Con qué quiero dejarte?
Cuando te digo que la comunicación, la comprensión y la empatía es necesaria para las finanzas, no quiero sonar clichosa, al contrario, eso es parte de la receta para que todo funcione.
Cuando tenemos situaciones difíciles y nosotras decidimos llevarlas solas, es mucho mas pesado, ahora, cuando lo compartimos con nuestras parejas, nos damos cuenta que hay momentos que es mejor pasar la batuta y que otro sea el que tome el timón, en lo que nosotros volvemos a enfocarnos en lo que tenemos enfocar nuestra mirada.